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Jose Zugasti

OTOIak

17 de diciembre 2021 - 1 de febrero 2022

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El alma nace como vacía, su contenido es un enigma, una nada viva, desnuda de cuerpo, sin motivo, sin rumbo, profundamente anónima. Alma solo es un nombre, un “algo” extremadamente sutil, escurridizo, en un mundo de contundencias donde todo se observa según peso, medida y razón.

La existencia tal y como la conocemos, potencialmente le sirve de vestido al alma….Éter generador de vida y movimiento y sus dinámicas aquí son la forma, el volumen y el color tratando de hacerle visible envuelta en un mundo de intensidades… Peso y ligereza, inestabilidad y fragilidades, guerra y paz y sus posibles contundencias. Aventura de honestidad… expandiendo nuestra desnudez, vida y muerte constante, delirios abrazados a fortalezas, querido amor….y transparencias metafísicas.


 

Clamores es parte del cuaderno de bitácora de esa investigación y su misterio; entrega a la intuición elementos del cosmos para que la metafísica haga y deshaga según su esencia y acepte una manifestación en forma plástica.


 

El metal y su genoma de fuerzas es una primera etapa en este viaje. En ese esfuerzo llega a desprenderse de la dictadura de la materia, a elevarse como plumas y descender vestida en formas de sombras, permitiendo a lo etéreo formar parte de él. En esa dimensión el color se posa, y la materia tiende a su unidad llegando a su esencia de forma, la esfera, un cuerpo de circunferencias. Todas las curvas son hijos legítimos de esa unidad, baile de un gran rebaño de gestos y colores, expresión precisa de diversidad y unidad donde dicha y pesar conviven sin enfrentamiento, y el movimiento, que ha nacido sin padre ni madre, es continuo.

La sugerencia del mar es una invitación que el autor acepta. La mar es un paisaje que contiene la expresión de lo curvo en libertad en una masa que bajo su piel continúan todas las formas y direcciones del movimiento, se eleva como aspiración y se derrumba como fracaso incorporando su voz ronca en un murmullo de vida y misterio, la danza es su inevitable consecuencia y con ella la figura emerge como una flor de todo lo humano.…

Marisma de grises y colores fugaces, formas frágiles, inestables, elegantes….Metáfora de un cosmos de emociones en movimiento, siempre instantes de nuestro paisaje interior, a veces arañazo, a veces caricia.

Jesús Apellaniz

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